viernes, octubre 13, 2006

Luz naranja

Sobre un riachuelo de brocha gorda se deposita mi mirada naranja en incontables puntos de luz, en ésta atmósfera expresionista, lentamente descienden trozos de mí, compuestos de la misma materia con la que los dioses crearon la vida, depositaria ésta de reflejos semejantes al del diamante, pero con el valor de la nada. Una a una caen y mueren en el mismo sitio que les vio nacer, la tierra. A su paso erosionan trozos de vida dejando miserables estelas que manchan rostros con pretéritos altivos y en su agonía consiguen dejar emerger ante esos rostros una de las verdades universales: el amor mata. La balanza eterna sigue impasible su curso, y así seguirá. Mientras tanto, desequilibrado, reniego de mi condición humana que sólo me ofrece la ventaja de saber esa verdad: el amor mata.





viernes, octubre 06, 2006

7670

En un día como hoy, hace 7670 días, mi aún diminuto cuerpo vio la luz por primera vez, parece éste un dato sin mucha importancia a priori, pero mis conocidos se han empeñado en montarme el belén, en felicitarme por tal hazaña, como si yo fuera el Mesías transitorio de alguna nueva orden y ellos los súbditos, súbditos estos tan sibaritas, que serían capaces de rememorar este hecho cada 8766 horas en un complejo ritual. Y mire usted, caminando por estos derroteros, hoy en día, se llegaría al indudable final del término freak para catalogar a mi entorno ¿no cree? Menos mal, que dispones en estos casos de ese antiguo cetro de la doble moral, siempre tan útil, para poder salvarnos de tal apuro.

No voy a decir que no es agradable recibir siempre algo de atención del prójimo, pero a mí, personalmente, me hace sentir ridículo recibirla en estos casos, tu mera existencia merece ser celebrada parecen decir, mientras algún avispado enfoca ese júbilo hacia alguna corte anglosajona, hacer oro de lo absurdo es algo bastante común y poco sorprendente en el status quo, para que engañarnos.

Llegados a este punto, cumpliré el pacto acordado conmigo mismo hace 3945667 minutos y 42segundos, me mantendré lo más al margen que pueda, siempre y cuando no hiera la sensibilidad devota de nadie.