domingo, mayo 07, 2006

Carreteras

La mayoría de las carreteras son viejas y maltrechas aunque no lo parezcan. Son caminos prefabricados por los que alguien creyó saber, y quizás, visto desde un punto positivista supo. Son rutas con rediles infranqueables, rodeadas de lugares inhóspitos, de donde, aparentemente, es difícil salir bien parado.

Están surcadas por diligentes e industriosas líneas, que saben todo acerca de la lección que les tocó aprender, la de guiar a los que vienen y a los que van.

Paisajes enteros reducidos a una muesca de absorción de lo total en lo abstracto por donde deambulan los aciagos destinos de los utilitaristas extremos. Pretender hacernos creer lo contrario, basándose en las directrices de la nueva retórica, sólo supone la gran falacia por antonomasia. Si dios existe, estoy seguro que tendrá en su haber montañas de galipó.

Antes de adentrarnos por una carretera deberíamos hacernos solamente una pregunta: ¿hacia dónde se dirige?